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lunes, 27 de junio de 2011

Alemania y un Encuentro.


Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
- Mario Benedetti


lunes, 17, 3:25 am.

Acavaba de renunciar a probar la cena en el avion, la señorita me la habia ofrecido un sin numero de veces y yo la habia rechazado, Pero la verdad era que no me gustaba. Estaba con un sentimiento extraño, ¿acaso jamas regresaria?, claro que si, solo seria un año. "Tan solo un año" las palabras de mi madre aun resonaban en mi cabeza. Sabia lo que ella queria, queria alejarme un poco de todo ese mundo, en cierta forma aveces creia que mi mama me concideraba algo extraña. Pero no la culpaba, no era como ella, de cierta manera eramos tan diferentes, siempre con ese tono de desden hacia mi, pero, como pretendia ser una buena madre cuando ni ella misma sabia lo que significaba aquello.
Huerfana de nacimiento. Su padre, Exitoso, ambicioso, no sabria que hacer con una niña y despues de la muerte de su madre, cayo en el alcoholismo, aun ahora me pregunto como podia seguir trabajando en esas condiciones.
Tias, Tios. No jamas, de ninguna manera demaciado ocupados con sus propias familias como para pensar en alguien mas.
Y asi fue como la enviaron a Alemania a un internado, bastante cruel a mi parecer, pero cada vez que ella me lo contaba era como si realmente fuera un alivio, y de una manera objetiva era verdad, ¿quien quiciera estar con un padre alcoholico y unos parientes demaciado egoistas?
Fue ahi donde conocio a su entrañable amiga Simone, aun recuerdo esas historias de adolescentes con las cuales sus ojos ardian de pasion, anciando regresar a ellas, poder acariciarlas con sus dedos. Y siempre recordandome el "yo si vivi mi adolescencia" y reprochandome el "tu siempre con la nariz entre libros" ni siquiera sabia lo que leía bah.
Los ojos me dolian, tenia sueño, pero no podia dormirme, siempre ese problema. Cada ves que recordaba sus reproches, venian a mi mente miles de formas de explicarle lo que pasaba, pero siempre el miedo, la verguenza o alguna de esas, me lo impedian, no, no sabia porque, o tal vez si, ese sentimiento de abandono mas que la soledad, el sentir lo vidrios del espejo al impactarlos y despues sus sonido tintiniante al estrellarse contra el piso y mis pies sobre ellos.
Alemania, un lugar de sueños, Hamburgo, donde podria realizarlos, no, no lo creo, no era mi madre, tan solo queria ser alguien mas en el mundo sin nada especial y sin llamar atenciones que no me correspondian, no, no de nuevo.

Lunes, 17, 4: 53 am.
Al fin Alemania.

Baje del avion, hacia un poco de frio y me aprete la bufanda de mi cuello. Respiraba, el aire fresco, el tacto, todos mis sentidos estaban tan... cambiados, sin duda, aun con los ojos cerrados me daria cuenta este no era mi pais, nunca lo seria, pero en estos momentos donde la corrupcion se a apoderado de el, creo que es bueno estar aqui.
Baje a tomar mis maletas y dirigirme a donde me encontraria con Simone, comine un poco y al fin la ubique, pelo rubio, traia encima un sueter cafe y pantalones de mesclilla, pelo recogido. Tenia algo en sus manos, una fotografia quiza. Miraba hacia todos lados, hasta que se topo con mi mirada, miro el papel en sus manos y fue hacia mi, con sus brazos extendidos. 

- Oh, Dios disculpame - enrrollando sus brazos al rededor de mi cuerpo - es solo que no te reconoci - me solto de su abrazo, tomo mi rostro entre sus mejillas y me miro - pero estas hermosa, eres el vivo retrato de tu madre, excepto por... - si oceanos azules en vez de ojos.
- Los... ojos - me miro con algo que yo diria que era compacion.
- Bien vamonos, debes tener mucho sueño-
Aborde la camioneta que Simone tenia en el estacionamiento, senti los asientos de piel. Recargue mi mano en el descanzo y mire por la ventana, mire aquellas hermosas luces que Alemania me ofrecia.
- Vaya, no sabes lo anciosos que estan de conocerte - su marido supongo, para ser sincera no lo recordaba, muchas platicas de mi madre sobre ella, pero ninguna llegaba a llamar mi atencion - Bill hasta se queria quedar despierto a esperarte, pero tenia que hacer un trabajo importante y al final durmio, no es como si fuera dificil que el sueño los venciera - ¿Bill?, no creo que alguien hable asi de la persona que ama. Ella sintio mi mirada algo desconcertada. - oh lo siento, tengo dos hijos - genial, niños - Bill y Tom, Thomas - Bien al segundo le dire Thomas cuando intente jalarme del cabello - son buenos chicos - claro ninguna madre diria lo contrario de sus hijos - bueno, son grandes muchachos - ¿muchachos? - pero no puedo evitar hablar de ellos de esta forma, aunque ya esten en la universidad - ¿uni- universidad? Se dio cuenta de mi expresion y con una mano rozo la mia - se llevaran bien, ya lo veraz -
- Si - la mire unos segundos con su sonrisa dulce y maternal. Mientras seguia mirando por la ventana deje que el sueño me consumiera por completo en una linda tonada.


Lunes, 17, 8:14 am.

- Hum... - me revolvi entre las sabanas, no sabia como habia llegado hasta ahi, pero me sentia comoda. Abri los ojos poco a poco y note los calidos rayoz de sol entre las cortinas. Despues de abrir bien los ojos me sente en la cama a contemplar mi nueva habitacion. Tenia un toque de una niña mas pequeña, con sus muebles blancos y papel tapiz de floresillas en colores crema. Mire a un costado de mi cama, ahi habia un buro, con un reloj sobre el. Me acerque al recordar algo y al ver la hora, sali de un salto de la cama con destino al baño, por suerte habia shampo y jabon ahi dentro.

Lunes, 17, 8:40 am.
En camino.

Baje las escaleras apresuradamente aun colocandome el sueter azul. Cuando note a Simone al pie de estas mirandome con extrañeza.
- ¿A donde vas con tanta prisa? - me detube en seco a mitad de las escaleras al escucharla.
- Se me a echo tarde para la escuela - note como Simone miraba hacia abajo y soltaba una carismatica sonrisa.
- pero niña, acabas de llegar de un largo viaje, lo que menos deberias de pensar es en llegar tarde -
- Bueno, no me quiero perder mi primer dia de clases - oh vamos, lo que no querias es llamar la atencion mañana cuando todos ya estubieran con sus respectivos amigos y todos te miraran de forma extraña.
- Bien es comprensible, espera yo te llevare - bien si no fuera asi no sabria donde podria terminar parada.

Lunes, 17, 8:57 am.

- Ahi es, ¿la ves? tu nueva escuela - asome un poco la cabeza por el vidrio para mirar el enorme edificio que se alzaba sobre mi. - Es una de las mejores escuelas aqui en Alemania, y no decir en Hamburgo. - genial ahora realmente sentia nervios, muchos, muchos nervios - hum, no se donde tendran la cebeza esos chicos mios - ¿ahora que tenia que ver sus hijos? - es solo que, yo tambien fui joven y se que es poco vergonzoso que tu madre te traiga a la escuela - esperen, ¿habia dicho madre? - no digo que soy tu madre o que ahora me tengas que ver asi, de echo ¿quieres que te deje por aqui o acaso quieres que te lleve mas cerca? - Demonios, sentia que si daba un paso fuera de aquella camioneta me desplomaria en el humedo suelo.

- Aqui esta bien - maldito orgullo.
- Bien - Simone estaciono su camioneta - ¿te parece si vengo por ti a las 2?-
- si, muy bien-
- bueno entonces que te vaya bien - me miro con sus ojos maternales y amorosos. - oh lo siento, es que estaba recordando unas cosas - ella suspiro y volvio a mirarme con una amplia sonrisa - veraz que todo saldra bien, no estes nerviosa, cuidate y nos veremos - tome mi mochila y abri la puerta del auto, note la brisa humeda y fria contra mis mejillas.
- nos vemos - me colgue la mochila mientra cerraba la puerta. mire como Simone avanzaba en su auto. Cuando reaccione redirigi mi mirada a el edificio. Bien hora de entrar.

Entre en el edificio notando las imponentes puertas. Dentro era aun mas enorme, sin duda me perderia mas de una vez ahi dentro. Notaba como algunos corrian y llegaban con otros, tal vez se conocian, y como despues de eso llegaba alguien mayor y los reprendia. Pregunte a algunos donde se encontraba la direccion, di algunas vueltas hasta que llegue. Era una puerta de metal y al abrirla me tope con una mujer regordeta y pelirroja, con un peinado algo extraño y pasado de moda. Traia puestos unos lentesillos cuadrados sobre la nariz y la sombra verde sobre sus parpados, un rosa bastante fuerte en los labios que supongo que penso que habria de combinar con el color de su atuendo. Tenia unos papeles sobre los ojos, al bajarlos me miro con una mueca en la cara y levantando una ceja.
- ¿te puedo ayudar en algo? - note que no se habia depilado bien el bigote, ¿como permitian que alguien asi trabajara? - bien si no te puedo ayudar... -
- N-no, es que vengo por mi horario -
- Esos se entregaron temprano - ahora podia verlo, ella lo disfrutaria, esa mueca de "me negare a todo porque llegaste tarde" - ¿acaso llegaste tarde? - su maldita sonrisa estaba apunto de sacarme de quicio.
- Si, algo -
- ¿algo? - levanto su mano y señalo un reloj cercano, 9:07 am - bueno, mientras no sea cotiano -
- oh no, no lo sera - claro, nunca me gustaria tener que volver a tratar con alguien como ella.
- Nombre -
- Diana Beacker - sus pequeños y arrugados dedos buscaron en una pila de hojas de un costado, vaya, no me sorprendia que estubiera asi, en esa oficina no tenia que mover un dedo todo estaba a su alcance.
- Aqui esta, bienvenida señorita Beacker - me dio la hoja - que tenga un lindo semestre - ahora si, su sarcasmo habia rebasado toda espectativa .
- Gracias, ah por cierto que disfrute sus rosquillas - sali de aquella oficina con una mirada de odio clavada en la espalda.

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